Durante unas excavaciones
realizadas cerca del templo de Apolo en Delfos, se encontró una piedra cónica,
en forma de medio huevo. Esta piedra simbolizaba el centro del mundo, convertía al santuario en el centro
religioso de Grecia.
Según la leyenda, Zeus ordenó a
dos águilas que volaran desde dos puntos opuestos del Universo y en el lugar
donde las águilas se encontraron (en Delfos), se colocó el ónfalo, que
designaría el lugar como ombligo del mundo.
Gea y Urano vaticinaron a Crono
(Saturno en Roma) que sería derrocado por uno de sus propios hijos, así que
cada vez que su mujer (Rea) daba a luz, Crono se comía a sus hijos tan pronto
como nacían. Así devoró a Démeter, a Hera, a Hades y a Poseidón. Pero cuando
Rea iba a tener a su sexto hijo, huyó a la isla de Creta y allí parió en
secreto a Zeus. Cuando Rea volvió con su marido, en lugar de un niño, le
entregó una piedra envuelta en pañales, y él, inconsciente del engaño se la tragó. Esta piedra es el
ÓNFALO.
Así Zeus se salvó de ser devorado por su padre, y cuando hubo crecido, Zeus usó un veneno para obligar a Crono a regurgitar a sus hermanos, que acabaron derrotando a su padre, tomando el poder y comenzando el gobierno de los dioses Olímpicos.
Actualmente una copia del ónfalos se exhibe en el Museo Arqueológico de Delfos.
En el arte existen varias versiones sobre el tema de Crono/Saturno devorando a sus hijos, aquí os dejo tres ejemplos:
Dentro de la mitología judía, una de las historias que me
parece más interesante es la del GOLEM.
El origen de la historia remonta al siglo XVII. Según
perdidas fórmulas de la cábala, el rabino del ghetto Josefov (o ciudad de Jose)
en Praga, Judah Loew ben Bezalel, también conocido con el acrónimo de el
Majaral, o “el más venerado maestro y rabí”, construyó un hombre artificial
moldeando el barro que tomó del río Moldavka. Para darle vida, el rabino
introdujo un pergamino con una inscripción secreta y mágica en la boca del
hombre de barro y escribió sobre la frente del Golem la palabra Emet, que
en hebreo significa ‘verdad’.
Al principio, el Golem fue indispensable en la comunidad del
ghetto, pues ayudaba con todo tipo de tareas. Sin embargo el Golem también
estaba sujeto a las leyes talmúdicas hebreas como el resto de los judíos, y no
podía trabajar durante el Sabath, o el sábado. Así que en este día
de descanso, el rabino le borraba la primera letra de la inscripción escrita en
la frente del Golem, el aleph, lo que dejaba inscrito solamente la
palabra Met, que en hebreo significa ‘muerte’. Una vez borrada
la letra aleph, el Golem perdía el soplo de vida, y descansaba el resto del
día.
El Golem de Praga
Pero un sábado el rabino olvidó borrarle el aleph y entonces
el Golem se tornó en contra de toda la comunidad, y comenzó a destruir el
ghetto, casa por casa. Cuando el rabino fue alertado sobre las acciones
del Golem, se acercó al monstruo y con un sencillo movimiento de su mano, le
borró el aleph a la inscripción sobre su frente, y en ese mismo momento el
golem cayó sobre la tierra, se secó, y el barro se tornó en arcilla dura y
árida.
Hoy en día en la sinagoga Altneuschul (Old-New
School) de Praga, hay un cuarto con una puerta sellada sólidamente, y de
acuerdo a la leyenda, detrás de esta puerta, se encuentra el cuerpo de arcilla
seca del Golem del rabí Loew, sellado para toda la eternidad para que no pueda
escapar y causar más destrucción.
En en capítulo "Tree House of horror XVII" de los Simpson, Bart da vida a un Golem
El Golem (Der Golem, 1920), de Paul Wegener, es una película basada en la novela
homónima de Gustav Meyrink (1915).Puede considerarse como la precursora de
filmes como Frankenstein (James Whale, 1931) y, posteriormente, de toda la gama
de robots, androides y cyborgs de la que el cine de ciencia ficción se ha
nutrido en buena medida. Además
de ser una de las manifestaciones más sugerentes del cine fantástico, es
también una obra maestra del llamado expresionismo alemán.
¡Vamos a verla!
Jorge Luis Borges escribió un poema sobre el Golem:
Jorge Luis Borges
El golem
Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.
Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.
Adán y las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.
Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.
No a la manera de otras que una vaga
sombra insinúan en la vaga historia,
aún está verde y viva la memoria
de Judá León, que era rabino en Praga.
Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,
la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.
El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos.
Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.
(El cabalista que ofició de numen
a la vasta criatura apodó Golem;
estas verdades las refiere Scholem
en un docto lugar de su volumen.)
El rabí le explicaba el universo
"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga.
Tal vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.
Sus ojos, menos de hombre que de perro
y harto menos de perro que de cosa,
seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.
Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)
Elevando a su Dios manos filiales,
las devociones de su Dios copiaba
o, estúpido y sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas orientales.
El rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?'
'¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?'
En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?
Dionisio (en la mitología griega) o Baco (en la mitología
romana), era hijo de Sémele y de Zeus y fue educado por las musas. Dios del
vino y del placer, estaba entre los dioses más populares. Los griegos dedicaban
muchos festivales a este dios telúrico, y en algunas regiones llegó a ser tan
importante como Zeus. A menudo lo acompañaba una hueste de dioses fantásticos
que incluía a sátiros, centauros y ninfas.
Cuando era joven recorrió
Grecia y Asia Menor hasta que llegó de nuevo a Argos y quiso acercarse a la
isla de Naxos. Para ello contrató los servicios de unos piratas tirrenos. Los
piratas fingieron aceptar el trato pero en lugar de conducirle a Naxos pusieron
rumbo a Asia con el fin de venderle allí como esclavo.
Dioniso se dio cuenta y con ayuda de su poder transformó los
remos de la nave en serpientes, llenó el barco de hiedra y después hizo sonar
unas flautas invisibles. Finalmente paralizó la nave entre enramadas de parra.
Los piratas, enloquecidos y asustados, se arrojaron al mar y
una vez allí se convirtieron en delfines, cuyas almas seguían siendo de
piratas, pero piratas arrepentidos. La leyenda dice que por eso los delfines
acompañan y salvan a los náufragos, porque son aquellos piratas que quieren
expiar su culpa.
La historia se propagó y así el poder de Dioniso fue
reconocido por todo el mundo y el dios pudo ascender a los cielos después de
haber terminado su tarea en la Tierra.