martes, 25 de septiembre de 2012

El ónfalos


Durante unas excavaciones realizadas cerca del templo de Apolo en Delfos, se encontró una piedra cónica, en forma de medio huevo. Esta piedra simbolizaba el centro del  mundo, convertía al santuario en el centro religioso de Grecia.
Según la leyenda, Zeus ordenó a dos águilas que volaran desde dos puntos opuestos del Universo y en el lugar donde las águilas se encontraron (en Delfos), se colocó el ónfalo, que designaría el lugar como ombligo del mundo.
Gea y Urano vaticinaron a Crono (Saturno en Roma) que sería derrocado por uno de sus propios hijos, así que cada vez que su mujer (Rea) daba a luz, Crono se comía a sus hijos tan pronto como nacían. Así devoró a Démeter, a Hera, a Hades y a Poseidón. Pero cuando Rea iba a tener a su sexto hijo, huyó a la isla de Creta y allí parió en secreto a Zeus. Cuando Rea volvió con su marido, en lugar de un niño, le entregó una piedra envuelta en pañales, y él, inconsciente  del engaño se la tragó. Esta piedra es el ÓNFALO.
Así Zeus se salvó de ser devorado por su padre, y cuando hubo crecido, Zeus usó un veneno para obligar a Crono a regurgitar a sus hermanos, que acabaron derrotando a su padre, tomando el poder y comenzando el gobierno de los dioses Olímpicos.
Actualmente una copia del ónfalos se exhibe en el Museo Arqueológico de Delfos.
En el arte existen varias versiones sobre el tema de Crono/Saturno devorando a sus hijos, aquí os dejo tres ejemplos:


Goya
Tiepolo


Rubens

martes, 18 de septiembre de 2012

El Golem


Dentro de la mitología judía, una de las historias que me parece más interesante es la del GOLEM.
El origen de la historia remonta al siglo XVII. Según perdidas fórmulas de la cábala, el rabino del ghetto Josefov (o ciudad de Jose) en Praga, Judah Loew ben Bezalel, también conocido con el acrónimo de el Majaral, o “el más venerado maestro y rabí”, construyó un hombre artificial moldeando el barro que tomó del río Moldavka.  Para darle vida, el rabino introdujo un pergamino con una inscripción secreta y mágica en la boca del hombre de barro y escribió sobre la frente del Golem la palabra Emet, que en hebreo significa ‘verdad’.
Al principio, el Golem fue indispensable en la comunidad del ghetto, pues ayudaba con todo tipo de tareas.  Sin embargo el Golem también estaba sujeto a las leyes talmúdicas hebreas como el resto de los judíos, y no podía trabajar durante el Sabath, o el sábado.  Así que en este día de descanso, el rabino le borraba la primera letra de la inscripción escrita en la frente del Golem, el aleph, lo que dejaba inscrito solamente la palabra Met, que en hebreo significa ‘muerte’.  Una vez borrada la letra aleph, el Golem perdía el soplo de vida, y descansaba el resto del día.

El Golem de Praga

Pero un sábado el rabino olvidó borrarle el aleph y entonces el Golem se tornó en contra de toda la comunidad, y comenzó a destruir el ghetto, casa por casa.  Cuando el rabino fue alertado sobre las acciones del Golem, se acercó al monstruo y con un sencillo movimiento de su mano, le borró el aleph a la inscripción sobre su frente, y en ese mismo momento el golem cayó sobre la tierra, se secó, y el barro se tornó en arcilla dura y árida. 
Hoy en día en la sinagoga Altneuschul (Old-New School) de Praga, hay un cuarto con una puerta sellada sólidamente, y de acuerdo a la leyenda, detrás de esta puerta, se encuentra el cuerpo de arcilla seca del Golem del rabí Loew, sellado para toda la eternidad para que no pueda escapar y causar más destrucción.

En en capítulo "Tree House of horror XVII" de los Simpson, Bart da vida a un Golem

El Golem (Der Golem, 1920), de Paul Wegener, es una película basada en la novela homónima de Gustav Meyrink (1915).Puede considerarse como la precursora de filmes como Frankenstein (James Whale, 1931) y, posteriormente, de toda la gama de robots, androides y cyborgs de la que el cine de ciencia ficción se ha nutrido en buena medida. Además de ser una de las manifestaciones más sugerentes del cine fantástico, es también una obra maestra del llamado expresionismo alemán. 
¡Vamos a verla!



Jorge Luis Borges escribió un poema sobre el Golem:

Jorge Luis Borges

El golem


Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.

Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga
sombra insinúan en la vaga historia,
aún está verde y viva la memoria
de Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,

la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofició de numen
a la vasta criatura apodó Golem;
estas verdades las refiere Scholem
en un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo
"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.

Sus ojos, menos de hombre que de perro
y harto menos de perro que de cosa,
seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales,
las devociones de su Dios copiaba
o, estúpido y sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?'

'¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?'

En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?




martes, 11 de septiembre de 2012

Piratas arrepentidos


Dionisio (en la mitología griega) o Baco (en la mitología romana), era hijo de Sémele y de Zeus y fue educado por las musas. Dios del vino y del placer, estaba entre los dioses más populares. Los griegos dedicaban muchos festivales a este dios telúrico, y en algunas regiones llegó a ser tan importante como Zeus. A menudo lo acompañaba una hueste de dioses fantásticos que incluía a sátiros, centauros y ninfas.
 Cuando era joven recorrió Grecia y Asia Menor hasta que llegó de nuevo a Argos y quiso acercarse a la isla de Naxos. Para ello contrató los servicios de unos piratas tirrenos. Los piratas fingieron aceptar el trato pero en lugar de conducirle a Naxos pusieron rumbo a Asia con el fin de venderle allí como esclavo.
Dioniso se dio cuenta y con ayuda de su poder transformó los remos de la nave en serpientes, llenó el barco de hiedra y después hizo sonar unas flautas invisibles. Finalmente paralizó la nave entre enramadas de parra.


Los piratas, enloquecidos y asustados, se arrojaron al mar y una vez allí se convirtieron en delfines, cuyas almas seguían siendo de piratas, pero piratas arrepentidos. La leyenda dice que por eso los delfines acompañan y salvan a los náufragos, porque son aquellos piratas que quieren expiar su culpa.
La historia se propagó y así el poder de Dioniso fue reconocido por todo el mundo y el dios pudo ascender a los cielos después de haber terminado su tarea en la Tierra.